EL MINISTRO QUE BUSCA RECONQUISTAR AL CAMPO.

El flamante ministro de Agricultura de Cristina Kirchner aspira a ser recordado como el "facilitador" que destrabe el interminable conflicto entre el Gobierno y el agro. Sin embargo, los dirigentes rurales le desconfían, mientras las bases amenazan con llenar de tractores la Plaza de Mayo si no satisface sus demandas.

Tal vez Julián Domínguez, el hombre que saltó desde el peronismo bonaerense al recientemente creado Ministerio de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, tenga entre sus deseos más profundos convertirse y ser recordado como el funcionario que destrabe el prolongado conflicto entre el gobierno kirchnerista y el campo.
 
No le será nada fácil cumplir ese deseo, y mucho de eso pueden atestiguar sus antecesores: la ahora ministra de Industria, Débora Giorgi, y los ex secretarios de Agricultura Carlos Cheppi y Javier de Urquiza que, en diferentes contextos, sucumbieron a los intentos por normalizar las relaciones con un sector que le hizo siete paros a los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, y que terminó posicionado como uno de los ganadores de las legislativas de junio pasado.
 
Ese cuadro complejo se completa con el malestar creciente entre los dirigentes y las bases rurales. Es que el romance duró poco. Apenas asumió, Domínguez le hizo un guiño a la dirigencia: “Hemos perdido demasiado tiempo en el conflicto, ahora debemos trabajar juntos”. Tras el primer encuentro protocolar, la Mesa de Enlace decidió otorgarle 30 días de tregua para que llevara a la práctica algunas promesas aún incumplidas.
 
Pero a mitad de ese plazo comenzaron a lloverle cuestionamientos por sus apreciaciones públicas y por intentar gestos de acercamiento informales, más que plantear negociaciones institucionales, con los líderes de Sociedad Rural (SRA); Coninagro; Confederaciones Rurales (CRA) y Federación Agraria (FAA). Su idea de que la Mesa de Enlace no tendría que estar tan politizada, sus anuncios del pago de $20 millones en subsidios a tamberos y la decisión de supeditar cualquier solución política sobre los reclamos del campo a un análisis técnico en el marco del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria encendieron otra vez la bronca rural. “Está empezando muy mal”, advirtió el presidente de SRA, Hugo Biolcati. Y hay ruralistas que ya amenazan con llenar de tractores la Plaza de Mayo, el 6 de noviembre, si no se satisfacen sus demandas.
 
“Me crié en medio del campo. Soy hijo, sobrino y amigo de productores”, señaló Domínguez cuando puso en funciones a su equipo de colaboradores, en otro intento por entenderse con la dirigencia rural.
 
En esa búsqueda por restablecer confianzas mutuas, el ministro intentó un acercamiento informal con los líderes de la Mesa de Enlace. Aprovechando una cena en el INTA, el lunes pasado llamó a los referentes y los invitó: “Vengan esta noche al acto y después nos comemos un asado”. Pero los dirigentes rurales, los mismos que habían concurrido a su asunción como gesto de acercamiento, pegaron el faltazo, reclamaron diálogo serio e institucional y soluciones a la crisis del sector.
 
Un político todo terreno
 
A los 45 años, el ministro, oriundo de Chacabuco, agradece la oportunidad que le dio la presidenta Cristina Kirchner para intentar darle fin al conflicto con el agro y a la vez elaborar un plan de desarrollo agroindustrial para el Bicentenario. Pero insiste en que no es en la política donde deben buscarse las soluciones que requieren las actividades agrícola-ganaderas. Para el ministro, los “problemas de la gente” requieren de la búsqueda de diagnósticos y soluciones técnicas. Nada más lejos de lo que pretende la Mesa de Enlace.
 
Con estudios de abogacía, que todavía cursa en la UBA, Domínguez se reconoce como político, peronista y católico. Antes de su actual cargo, al que llegó de la mano de Aníbal Fernández, recorrió un largo camino en medio de la interna del PJ bonaerense.
 
Con apenas 30 años, fue jefe de Gabinete de Asesores del Ministerio del Interior que comandaba Carlos Ruckauf, hasta que en 1995 fue electo intendente de su pueblo natal, donde con un trato cordial que los vecinos todavía resaltan, armó un equipo de colaboradores que lo acompaña hasta la actualidad.
 
Definido como un hombre importante del “nuevo” PJ bonaerense, y con posición de fortaleza en la cuarta sección electoral, llegó en 1999 al Ministerio de Obras y Servicios Públicos de la provincia de Buenos Aires, otra vez de la mano de Ruckauf. Allí tuvo bajo su comando la rescisión del contrato del servicio de agua potable provincial, que prestaba Azurix (Enron). Tras la crisis de 2001, acompañó desde el Ministerio provincial los primeros meses de Felipe Solá en la gobernación bonaerense y luego saltó a la administración nacional en la Presidencia de Eduardo Duhalde. Fue virtual número dos del entonces jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof. Luego trabajó como secretario de Asuntos Militares del Ministerio de Defensa comandado por José Pampuro, hasta que asumió como diputado provincial, en diciembre de 2003, con Kirchner ya presidente.
 
Su identificación con el duhaldismo siguió un tiempo más y en 2005 fue figura clave en la campaña para senadora de Hilda Chiche Duhalde, que terminó derrotada por Cristina. Algunos memoriosos lo recuerdan en encuentros organizados por históricos duhaldistas como Osvaldo Mércuri. Sin embargo, también tejió relaciones con los llamados por ese entonces “tres mosqueteros” del PJ provincial: Alberto Ballestrini, Juan José Alvarez y Julio Alak, los primeros en acercarse a la estructura de Kirchner cuando se postuló como candidato presidencial.
 
En 2007, dejó definitivamente las filas duhaldistas y renovó su banca provincial por el kirchnerista Frente para la Victoria. Sus vínculos con Ballestrini y su reconocido trabajo militante le permitieron acceder ese año a la Vicepresidencia de la Cámara de Diputados bonaerense, donde trabajó hasta el 30 de septiembre pasado, un día antes de asumir su nuevo cargo nacional. Desde ese lugar, a poco de cambiar sus oficinas en La Plata por las porteñas de Paseo Colón al 900, fue testigo de las protestas de los ruralistas bonaerenses. Es que, junto con el bloque del PJ provincial, aprobó por unanimidad el proyecto de Ley de Reforma Fiscal impulsado por el gobernador Daniel Scioli, que incrementaba en promedio 30% el Impuesto Inmobiliario Rural y creaba un canon a los puertos provinciales, ahora suspendido.
 
De cordial relación con el ministro del Interior, Florencio Randazzo, aunque referente de otra línea interna del PJ provincial, Domínguez dijo que como ministro buscará reforzar la visibilidad de su nueva cartera. Y enseguida se rodeó de expertos en la realidad del agro.
 
Sus metas inmediatas, dijo públicamente, pasan por implementar la anunciada baja de retenciones al trigo y el maíz y generar nuevos incentivos para su cultivo, así como para la lechería y la ganadería. Pero, además, Domínguez deberá lidiar con otro inconveniente: la poderosa figura del secretario de Comercio, Guillermo Moreno, quien sigue controlando parte de la cadena agroalimentaria.
 
Solo el tiempo dirá si tendrá éxito en sus objetivos y podrá revertir la desconfianza con la que los ruralistas miran al primer ministro del área desde la dictadura militar. z we
 
Seguidores en la Web
 
Tal vez por pertenecer a una generación de políticos más jóvenes que no le temen a la era digital, el flamante ministro de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación es un asiduo usuario de los sitios Web, entre ellos redes sociales como Facebook.
 
En su perfil, accesible solo a quienes el funcionario admite como contactos, se contabilizan más de 200 “amigos” virtuales, y fotografías de su asunción como Ministro de Agricultura, así como otras imágenes de sus tareas en la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, donde fue vicepresidente hasta el 30 de septiembre pasado.
 
Uno de sus primeros mensajes en Facebook tras asumir el cargo nacional estuvo dedicado a felicitar a los trabajadores rurales en su día, el 8 de octubre pasado, y también publicó enlaces hacia la página oficial del Ministerio.
 
Entre sus sitios favoritos, se destaca el de la Escuela de Capacitación Política del Partido Justicialista de su natal Chacabuco.
 
En Facebook, también puede encontrarse el grupo Julián Domínguez, un foro de interés general y política, que cuenta con 88 miembros y en el que pueden leerse mensajes de felicitación al funcionario nacional, así como recuerdos de su época de intendente de Chacabuco.
 
La presencia en Internet de Domínguez no se termina en Facebook. Tiene un sitio web (http://www.juliandominguez.com) y presencias en YouTube, Flickr y Linked in.
 
Fuente: Por Paula López, El Cronista Comercial; FyO.

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