“EL PRODUCTOR DEBE DARSE CUENTA QUE ESTÁ TRABAJANDO CONTRA EL SISTEMA”
El congreso de Maizar, realizado en Rosario, sirvió de tribuna contra el avance de la compra directa de granos por sobre las operaciones en Bolsa. Alerta por la pérdida de transparencia en la formación de precios.
“Tiempo atrás me convocaron de un país vecino para asesorar en el proyecto de armar una Bolsa. Había un grupo de productores que veían cómo venía aumentando la producción y querían en el futuro mejorar las condiciones de comercialización. Hicimos muchas charlas, tuvimos muchos encuentros con autoridades y empresarios hasta que llegó el turno de hablar con un exportador de los más grandes, que también opera en la Argentina. No se entusiasmen, no voy a decir el nombre de la empresa, ni del país….”.
Quien cuenta la historia es Carlos Etchepare, analista agropecuario. Y el comienzo de su relato concentra la atención del salón auditorio de la Bolsa de Comercio de Rosario donde se realizó la Jornada de Maizar 2010 ante unas 150 personas.
“El ejecutivo de la exportadora no me recibió muy contento. ‘¿Qué venís a hacer acá?’, me preguntó ya sabiendo la respuesta. Yo le dije que veníamos a colaborar en la creación de una Bolsa porque los productores querían tener un precio de referencia transparente y representativo. Y su respuesta fue contundente. Se dio vuelta y me mostró un pizarrón que tenía en su espalda con los números y valores a los que compraba los granos y me dijo `no te equivoques, la pizarra es esta`”.
La anécdota de Etchepare fue lo más comentado entre los asistentes y todos se largaron a especular quiénes eran los protagonistas de esta historia. Cargill y Bunge fueron los más nombrados. Y con respecto al país, había coincidencia en que era Paraguay. Pero entre los quinchos realizados al momento del coffe break, uno de los memoriosos del negocio recordó que en Bolivia hubo tiempo atrás un intento fallida de armar una Bolsa cerealera.
Lo cierto es que la anécdota le sirvió a Etchepare para poner en blanco sobre negro la importancia estratégica para la economía argentina de tener mercados con mucho volumen para que el juego de la oferta y la demanda sea equilibrado, la formación de precios sea transparente y los valores que surjan sean justos para todas las partes.
La arenga del analista no fue casual. Advierte que “por culpa de las políticas agropecuarias del gobierno nacional”, básicamente la intervención estatal en el mercado, “pero también por responsabilidad de los sectores privados de la cadena, como el aumento de la compra directa del exportador que va a buscar al productor salteando al corredor, el acopio y la cooperativa” se está “debilitando peligrosamente el sistema de comercialización por Bolsas”, lo que “a la larga generará grandes perjuicios para la producción”.
El congreso nacional de Maizar, que se realizó el mes pasado en Buenos Aires, fue una tribuna nacional para que la Bolsa de Comercio de Rosario y el Centro de Corredores de Cereales de Rosario hicieran un urgente llamado a la producción para que vuelque en mayor medida su comercialización por los mercados institucionalizados.
En la cumbre regional la Bolsa no tocó el tema directamente y orientó su discurso a la necesidad de que el gobierno libere las exportaciones de maíz y normalice el mercado para que, aprovechando las buenas condiciones climáticas y de precios internacionales para el grano, se siembre más maíz. “Es perjudicial para la economía del país y traerá depredación de los suelos esta excesiva concentración de la producción en la soja, pero para que eso no ocurra tiene que haber señales que le den confianza y previsibilidad al productor para sembrar cereales, ya que viendo las malas experiencias de trigo y maíz se vuelca a la soja”, dijo el vicepresidente de la Bolsa, Víctor Cabanellas. Y agregó: “la señal que se necesita es mejorar las condiciones de comercialización no haciendo desaparecer la demanda y facilitando la formación de precios”.
En esa línea también expuso el vicepresidente de Maizar, Alberto Morelli, quien además de pedir una liberación total de las exportaciones de maíz reclamó una baja en las retenciones, una desgravación impositiva para los fertilizantes.
“Se ve claramente como a partir de 2006, cuando empiezan a intervenirse el mercado, el productor empezó a recibir siempre descuentos por el precio al comparar el valor recibido con el Fas teórico. En la última campaña, cuando se flexibilizó un poco la exportación, la diferencia en contra del productor fue menor”, resaltó.
“Contra las 13 M de toneladas que autorizó el gobierno, nosotros estimamos que hay margen para exportar 16.4 M de toneladas. Pero a no confundirse. No pedimos que se amplíe el cupo, pedimos que se elimine el sistema y haya libertad de exportación”, dijo. Y luego mostró un estudio encargado a la Bolsa de Cereales de Buenos Aires que muestra que reduciendo 10% las retenciones al cereal, el gobierno no pierde recaudación sino que la sube en u$s 76M (ya que a la baja de 270M de dólares por retenciones se la compensa con un aumento de los ingresos por impuestos coparticipables por u$s 350 M. Morelli también fue claro en aclarar que no está a favor de la segmentación de retenciones, porque “es impracticable y generaría zonas oscuras”.
Volviendo a la disertación de Etchepare, también cargó duro contra las políticas agropecuarias, pero a él le tocó además el papel de poner la lupa hacia adentro de la cadena. “La actitud de los privados contribuye a que no haya transparencia en los mercados”, cargó.
“El problema es que hay muchos productores que piensan sólo en el corto plazo. Creen que hacen negocio vendiendo directo al productor porque le ponen el camión en la puerta, le pagan $5 más o se ahorra la comisión del corretaje. Está muy equivocado. No se da cuenta de que si desaparece el mercado, no habrá precio de referencia, y el que pondrá el precio será el comprador. Y siempre será un valor menor al de la capacidad de pago del comprador, y eso pasa cuando se elimina la competencia y los mercados concentradores”, resaltó.
Para Etchepare, el equilibrio se logra cuando la intermediación (acopios, corretajes y cooperativas) operando por la Bolsa compensa la realidad de un sector vendedor disperso (más de 250 mil productores) y un sector comprador concentrado (no más de 10 exportadores fuertes).
“Los productores no tienen que trabajar en contra del sistema, como lo están haciendo. Cuando el sistema se caiga, el precio y las condiciones se las va a poner el comprador”, insistió.
El analista, también director de contenidos de Canal Rural, no se olvidó de reclamarlo a corredores y acopiadores que se profesionalicen, que estén al tanto de las nuevas tecnologías y que “cumplan su función, no olvidándose que trabajan también para la parte vendedora y no sólo para la compradora”. Pero igual resaltó el papel trascendental de la intermediación.
Etchepare reconoció que también el problema es “que es muy difícil cambiar los usos y costumbres del productor”, y allí vio una traba en la que hay que trabajar. En el Centro de Corredores de Granos y en la Sociedad Rural de Rosario coincidieron en ese punto. Y en el corte para el café se los vio a Gino Moretto y José María de San Román, titulares respectivamente de ambas entidades, planeando los próximos pasos “en la concientización de los productores”.
Pero la anécdota inicial de Etchepare no terminó allí. Contó que tiempo después volvió al país citado y vio que la producción venía creciendo muy fuerte, pero sin poder haber generado una Bolsa cerealera. “El problema que tenían los exportadores era que los vendedores de insumos le terminaban manejando los tiempos comerciales porque eran ellos los que financiaban al productor, y es por eso que ahora se estaban dedicando a tener injerencia total en el negocio de los insumos. Y tanta concentración no es el mejor contexto para que el productor reciba el precio justo por su cosecha”, remató.
Fuente: Punto Biz.