"SIN REGLAS CLARAS, EL PAÍS AHUYENTA INVERSIONES QUE SE VAN A BRASIL".
Durante 17 años, Gustavo Idígoras trabajó en la función pública. En los últimos cinco, fue Agregado Agrícola ante la Unión Europea, cargo que dejó a fines del año pasado después de que las exportaciones de carne, cereales y lácteos sufrieran restricciones debido a los cambios en la política comercial nacional.
Durante 17 años, Gustavo Idígoras trabajó en la función pública. En los últimos cinco, fue Agregado Agrícola ante la Unión Europea, cargo que dejó a fines del año pasado después de que las exportaciones de carne, cereales y lácteos sufrieran restricciones debido a los cambios en la política comercial nacional. Fue el período de mayor cuestionamiento a la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca), que incluyó una de las peores crisis entre el campo y el Gobierno de la historia nacional.
"Mi percepción desde Europa siempre fue que, cuando me preguntaban qué es la Oncca o cómo funciona, yo tenía que contestar una semana una cosa y otra semana, otra distinta. Ellos me terminaban diciendo "no puedo hacer nada en la Argentina" y se preguntaban "¿no hay una norma que no se cambie?". Así recuerda el ex funcionario, ya en Buenos Aires, sus últimos días en la gestión pública.
-¿Cómo ve el rol de la Argentina en el esquema comercial Mercosur-Unión Europea?
-La Unión Europea ve al Mercosur como su futuro proveedor de alimentos y, dentro del bloque, Brasil es la estrella por su fuerte crecimiento económico y su inserción en el plano internacional. Los europeos lo ven no sólo como un destino interesante para sus inversiones, sino como un competidor. Hay sectores que tienen miedo de perder posiciones frente a Brasil y hasta de ser comprados por empresas brasileñas. En este contexto, la Argentina viene sufriendo una pérdida del interés inversor motivado claramente por la percepción de riesgo por parte de los europeos, vinculada con las restricciones a la exportación de algunos productos, la fuerte intervención de organismos en el esquema de exportaciones y reglas en el mercado interno que no son permanentes y que los inhiben de participar.
-Europa siempre se mostró reticente a bajar subsidios ¿por qué lo haría ahora, de cara a un nuevo acuerdo?
-El bloque se encamina a una fuerte reducción de la producción de alimentos en su territorio, y también de los subsidios, porque va a destinar ese dinero a otras necesidades que tiene. Pero aún va a querer participar en el proceso de producción, hecho que le genera confianza en el abastecimiento y la calidad de los alimentos que importe.
-Es decir que prefieren producir ellos en el Mercosur...
-Si el acuerdo entre los bloques evoluciona exitosamente la Argentina podría ver en 2012 una ola de inversiones europeas en el sector agroalimentario, especialmente en los rubros cárnico, lácteo y de productos derivados de los granos, y esto sería beneficioso para destrabar, por ejemplo, la cuestión arancelaria. Hoy, Europa no quiere negociar su esquema de progresividad arancelaria por el cual el producto terminado tiene impuestos altísimos y lo hace para promover la importación de materias primas. Un acuerdo promovería, además, la escala, por eso la idea no va en contra del mercado interno sino que podría revertir el esquema de concentración actual de la oferta.
Fuente: Julieta Camandone, El Cronista; Cuenca Rural.