Soja: la importancia de acorralar a las enfermedades

En una jornada sobre sanidad del cultivo, los técnicos destacaron que con un control adecuado la productividad pueden aumentar un 10%. Uno de los temas donde están poniendo el foco los especialistas para incrementar el rendimiento del cultivo es a las enfermedades de fin de ciclo (EFC), que si no se controlan, se puede perder hasta un 20% del rinde si las condiciones ambientales son propicias.

En una jornada sobre sanidad del cultivo, los técnicos destacaron que con un control adecuado la productividad pueden aumentar un 10%.

Ya se largó la siembra de soja en varias zonas del país y los productores ponen todas las fichas a este cultivo nuevamamente invirtiendo más tecnología tras las nuevas reglas de juego, a pesar de que las retenciones a la oleaginosa continúan en 30% (salvo las 10 provincias del Plan Belgrano que se reducirán al 25%).

Uno de los temas donde están poniendo el foco los especialistas para incrementar el rendimiento del cultivo es a las enfermedades de fin de ciclo (EFC), que si no se controlan, se puede perder hasta un 20% del rinde si las condiciones ambientales son propicias. “Las EFC han aumentado su prevalencia por el monocultivo de soja que se dio en los últimos años”, sintetizó Lucrecia Couretot, fitopatóloga del INTA Pergamino, quien participó en uno de los paneles en una jornada desarrollada por Syngenta esta semana.

Dentro de las EFC las principales enfermedades foliares son: mancha marrón (MM) causada por Septoria glycines, mancha ojo de rana (MOR) causada por Cercospora sojina y tizón de la hoja (TZ) ocasionada por Cercopora kikuchii. “Estas enfermedades tienen la característica de que aunque no las veamos, están latentes infectando al cultivo . Y cuando las condiciones ambientales están dadas o las plantas mandan la energía para el llenado de granos, ahí aparecen, provocando pérdida de área foliar y de hojas”, describió la especialista. Y esto se traduce en menos alimento para los granos, y en consecuencia, menor rendimiento a la hora de la cosecha.

“La mayoría de los productores utiliza productos que combinan triazoles mas estrobirulinas. Pero ahora viene aumentando el uso de la combianción de triazoles con carboxamidas porque tiene mayor poder residual”, explicó Couretot.

A su turno, Mauricio Morabito, Gerente de Protección de Cultivos para América Latina Sur de Syngenta, especificó que de las 18 millones de hectáreas que se siembran de soja en el país, solamente se utilizan fungicidas foliares en el 50% de la superficie. “El retorno para el productor tratando adecuadamente las enfermedades de fin de ciclo en la soja es muy amplio porque es importante el rinde que se pierde por no aplicar”, observó el directivo.

Y para graficarlo, lo ejemplificó en números. El rinde promedio en la oleaginosa en Argentina es de 2.900 kilos por hectárea. Con el tratamiento adecuado contra las EFC, se podría incrementar un 10% el rinde. En este contexto, el país pierde 2,6 millones de toneladas de la oleaginosa, lo que equivaldría a U$S 660 millones en total tomando un valor promedio de U$S 254 por tonelada.

“Teniendo en cuenta que el costo de los productos y aplicación rondan los U$S 180 millones, los productores argentinos dejan de percibir U$S 480 millones. Y el Estado deja de recaudar en concepto de retenciones U$S 199 millones”, describió detalladamente Morabito.

A pesar de estos datos, el directivo sostuvo que los productores, que siempre están a la vanguardia en tecnología agrícola, falta un mayor convencimiento de este incremento del 10% en la producción sojera.

En este contexo, Syngenta lanzó esta semana Miravis Duo, un fungicida para controlar las enfermedades de fin de ciclo con una residualidad por más de 40 días. “El lanzamiento a nivel mundial fue en Argentina porque creemos que el país es uno de los principales productores en soja con un alto nivel de adopción de tecnología y además, tienen la necesidad de nuevas tecnologías en la cual en los últimos años no fue frecuente por las malas políticas”, destacó Fabián Quiroga, Gerente de Marketing para América Latina Sur de la compañía con base en Suiza.

Este nuevo producto contiene la combinación de un triazol (difenoconazole) y Adepidyn, la nueva molécula desarrollada por Syngenta que pertenece a la clase química de las carboxamidas.

Asimismo, desde la compañía aseguraron que están trabajando en el desarrollo de varios productos basados en esta nueva molécula para el tratamiento de enfermedades en soja, trigo, maíz, hortalizas y cultivos especiales.

Fuente: Clarin Rural

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